La
molalidad es una medida de la
concentración de una especie en
disolución, definiéndose como el número de
moles de esa especie, divididos por la
masa total del
disolvente expresada en kilogramos.
La principal ventaja de este método de medida respecto a la
molaridad es que como el
volumen de una disolución depende de la
temperatura y de la
presión, cuando éstas cambian, el volumen cambia con ellas. Gracias a que la
molalidad no está en función del volumen, ésta es independiente de la temperatura y la presión.